La celebración de los Juegos Olímpicos en 1992 reafirmó el papel de Barcelona como una de las principales capitales europeas.
La ciudad se abrió al mar y surgieron nuevos espacios e instalaciones deportivas, proyectadas por arquitectos de fama mundial.
Barcelona se dio a conocer como una ciudad preparada y atractiva, que ofreció al mundo uno de los mejores Juegos Olímpicos de la historia.
Destaca especialmente la zona denominada Anella Olímpica (Anillo Olímpico), situada en la montaña de Montjuïc.
Aquí encontrarás edifios como el Estadi Olímpic de Pere Domènech i Roure, el Palau Sant Jordi de Arata Isozaki, y las torres de comunicaciones de Santiago Calatrava y Norman Foster, que retransmitieron los Juegos Olímpicos al mundo.
El Port Olímpic o puerto olímpico es también otra de las grandes obras de este período, proyecto de los arquitectos Oriol Bohigas, Josep Martorell y David Mackay. Cuenta con una gran variedad de restaurantes, bares y locales nocturnos.
Nuestro recorrido por el puerto olímpico te permitirá conocer su frente marítimo. No pasan desapercibidas las dos torres más altas de Barcelona. Una de ellas alberga el Hotel Arts, obra del arquitecto Bruce Graham. La otra es la Torre Mapfre, de Iñigo Ortiz y Enrique de León.
Infinidad de esculturas fueron colocadas en lugares públicos como The Barcelona Head de Lichtenstein en el puerto, o la escultura de Frank O.Ghery conocida como El peix d'or o La Daurada (la dorada) por su brillante aspecto, erigida cerca de lo que fue esta vila deportiva.
Tras los juegos, Barcelona se consolidó como una de las principales ciudades europeas. De su arquitectura contemporánea destaca sin duda la que se ha convertido en un emblema de la ciudad: la Torrer Agbar, de Jean Nouvel.
Es una impresionante torre que emerge del suelo como un enorme geiser de cristal. Situada junto a la plaza de las Glorias, constituye la puerta de entrada al nuevo distrito tecnológico de Barcelona, el 22@.
El último evento internacional que acogió Barcelona fue el Fòrum de les Cultures 2004, que transformó zonas industriales en Barrios residenciales y dotó a la ciudad de nuevos espacios lúdicos para la ciudadanía.
Hoy más que nunca, Barcelona sigue apostando por la renovación y el diseño, es una ciudad viva, que evoluciona y nos sorprende constantemente, y mantiene ese encanto especial de una ciudad en la que conviven pasado y presente.